Entrada 4: ¿Fracaso o segundas oportunidades?

Como hemos visto en el tema 3, los profesores no sólo se encargan de cumplir con el currículo y la impartición de clases, sino que tienen muchas más funciones que engloban diversas áreas y aspectos, casi convirtiéndose en una especie de superhéroes; una carga de trabajo que muchas veces genera resultados negativos en el profesorado, y por lo que creo no están lo suficientemente valorados. 

En clase me ha tocado el artículo 91.1.a) que aparece tanto en la LOE como en la LOMCE, el cual se ve ahora ligeramente modificado (en verde): La programación y la enseñanza de las áreas, materias, módulos o ámbitos curriculares que tengan encomentados. Comentemos las funciones del profesorado en relación a este artículo en concreto, teniendo en cuenta lo visto en el vídeo Un pulso al fracaso, publicado por Documentos TV en 2010.

Lo que nos da a entender este artículo es que, ahora, los profesores no sólo tendrán que encargarse de la programación y la enseñanza de las asignaturas, materias y áreas que les correspondan, sino también de otros aspectos que se incluyen actualmente en el curriculum, como ampliar los contenidos establecidos, estimular el desarrollo personal y social del alumno, fomentar su autonomía, u orientarles, entre otras. Es decir, que lo que se concebía como "profesor" hace uno años (una figura de autoridad que debe impartir los conocimientos que se dictan a nivel educativo), ahora debe transformarse en una figura con mucha mayor implicación. Creo que este cambio es algo positivo, ya que, de forma general, los alumnos tienden a mejorar cuando los profesores son más cercanos. Pero, por otro lado, creo que no se les agradece lo suficiente ese trabajo de más, para lo que tienen que dedicar también parte de su tiempo libre con el fin de reflexionar acerca de estos nuevos aspectos.

La agonía de la creación. Leonid Pasternak.

Si echamos un vistazo al vídeo, podemos ver cómo, cuando el profesor se implica más en otras facetas, no sólo en enseñar los conocimientos, sino dando importancia a otras formas de educación (aunque eso dificulte la finalización del temario que debe impartirse), como actividades que engloben el trabajo en equipo o la aplicación de criterios a la práctica, mejora tanto la actitud del profesor como la del alumno. De esta forma, el profesor da una segunda oportunidad al alumno que no se ve cómodo en el sistema educativo habitual, evitando privarle de otras formas de educación que pueden ser aplicadas para su futuro o para el mundo laboral. Está claro que, muchas veces, al tener estos alumnos conductas fuera de lo habitual, el profesor puede perder la motivación, por eso es tan positivo y necesario el uso de reuniones del claustro, donde se den charlas de autoestima al profesorado.

Dicho esto, diría que la inclusión de programación y enseñanza de ámbitos curriculares es bastante positiva para los alumnos y para el profesor, de modo que todos puedan sentirse en un ambiente más próximo donde poder resolver posibles conflictos o dificultades que el alumno tenga, bien respecto del ámbito escolar, o bien del familiar o social. Sin embargo, para que esto pueda sostenerse, habría que pensar en compensar económicamente al profesorado, e invertir en formación que permita innovar las estrategias para que así puedan volverse aun más competentes.

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